Contaba una colega que antaño trabajó en un Centro de Salud, en el que tenía por compañera a una conserje un tanto particular.
Sobre todo, cuando cada día, tras salir de la consulta para disfrutar de su ratito de descanso diario, esta se dirigía a los pacientes que iban llegando a la sala de espera, diciéndoles:
-. La doctora no tardará mucho, tomen asiento y tengan paciencia… Se fue a hacer un pis y después, a tomar un café, así que, será un momento.
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