Tal día como el de ayer (24/Feb), iniciábamos la campaña de vacunación en Centros de Salud, con las primeras llamadas a la población, citándoles para acudir, desde hoy (día 25). Hablamos fundamentalmente de los mayores de 80 años, también de los profesores…
Como siempre, y desde el complejo de disco rayado que ya me acompaña, dejaremos en “mejorable” la calificación de su planificación, por cuanto muy pocas horas antes de su inicio, aún desconocíamos importantes puntos, aspectos y detalles de la misma. En cuanto a los listados proporcionados, ni de lejos alcanzarían “tan buena” crítica…
Se establece un criterio de edad, de manera que el primero en ser citado será el paciente más “senior”, de cuantos componen la población adscrita al
Centro…
Sirva esta anécdota para resumir algunos de los aspectos a los que, por mejorables, cité en párrafos anteriores:
ENFERMERO: Hola, muy buenas, llamamos
desde su Centro de Salud. Estamos organizando la campaña de vacunaciones a los mayores
de 80 años: pregunto por Fulanito de Tal …
USUARIA: ¿Como?... Era mi marido… ¡Pero
si ya hace unos 7 años que falleció!
ENFERMERO: Ah, disculpe Ud. ¡Cuánto lo siento!... Discúlpenos…
USUARIA: Nada hijo, disculpado.
ENFERMERO: Buenas tardes…
USUARIA: ¡Espere! Que yo estoy aquí, viva, y también tengo más de 80 años… ¿Qué pasa con esa vacuna?, ¿Sólo se la ponen a los muertos o qué…?
Efectivamente, tal y como se deduce de la lectura de la anécdota, en la organización de la campaña no se tuvieron en cuenta los núcleos familiares, obligando a las parejas de ancianos, por el hecho de tener diferentes fechas de nacimiento, a vacunarse en días distintos…
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