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Nos encontramos en un lugar emblemático de Madrid: el Café Gijón, un local que ha dado forma a la cultura de la ciudad durante más de 100 años... Por sus tertulias desfilaron personalidades y apellidos de la talla de un Valle Inclán, De La Serna, Canalejas, Baroja, Galdós, Benavente... ó algunos otros, menos literatos y más científicos, como Ramón y Cajal, Gregorio Marañón ó Severo Ochoa...
En alguna ocasión incluso sirvió de inspiración para situar la trama de grandes obras como La Colmena (Cela) o La noche que llegué al Café Gijón (Umbral)... Por todo esto y por mucho más, no resultará equivocado el pensar que El Gijón se encuentre -hoy- entre los cafés más importantes del mundo.
En uno de sus rincones, muy cerca de la entrada, puede verse este humilde homenaje a la figura de Alfonso El Cerillero, uno de cuantos personajes contribuyeron a perfilar el alma de este lugar: junto a su retrato al oleo, la placa en la que leemos:
Aquí vendió tabaco
y vió pasar la vida
ALFONSO
cerillero y anarquista
Sus amigos del café Gijón
A pie de homenaje, apenas sin pudor: la máquina dispensadora de cigarrillos con la que hoy se sustituye al entrañable Alfonso...
La cultura del tabaco, los hábitos y costumbres que giran en torno a su consumo, han sufrido intensos vaivenes a lo largo de la historia: desde ser una planta medicinal, a representar un consumo denostado; desde masticarse o esnifarse, hasta consumirse en humo...
Esta cambiante dinámica alcanza hoy un ritmo frenético: sirva de ejemplo el número rápidamente decreciente de estancos: los 14.000 que pueblan nuestra geografía apenas alcanzan a ser únicamente la sombra de los más de 30.000 existentes en los años setenta...
Y por último, a modo de guinda en esta historia, están los cigarrillos electrónicos: unos artilugios que nos presentaron bajo la forma de ayuda para abandonar el hábito, pero que acaban siendo meros sustitutivos en un no despreciable número de casos. En este sentido conviene recordar los recientes consejos de las Sociedades Científicas, que tras mostrarse escépticas respecto de una seguridad no demostrada, desaconsejan su uso.
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