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Que si el día del libro, que si ahora te leo la mano, luego el iris o la oreja, el caso es que creo que se nos fue la mano en esto de la promoción de la lectura, tal es así que Leo acabó siendo el nombre más elegido para los recién nacidos y durante algunos de estos últimos años, sobre todo en determinadas latitudes a las que sin duda animaron los goles de un tal Messi...
Pero volvamos a la lectura: no sé si Uds. sabrán que también existe la anomancia, a la que también se conoce como rumpología o "lectura de nalgas", y digo bien: nalgas, ya que en esto consiste la disciplina, en la recogida de datos desde la lectura de susodicho lugar, aquél en el que la espalda recordaría a la luna (Georges Brassens).
En definitiva: se trataría de aproximarse al futuro a través de la lectura de las grietas, hoyuelos, verrugas, lunares y pliegues de las traseras de una persona; de adelantarse a sus perspectivas de salud, saber lo que le espera en el amor y conocer su destino...
La técnica ya fue practicada en la antigüedad por los babilonios, los indios y los antiguos griegos y romanos, aunque, en una cierta medida, fue la astróloga estadounidense Jackie Stallone, madre del actor Sylvester Stallone, la responsable de su actual y supuesto «renacimiento».
Hace unos cinco años (2019) se recuperó un tratado sobre anomancia, una obra del experto chino Zhuang Yunfei, que permaneció oculta durante años. En este libro Yunfei desentraña los secretos de la anomancia, mostrando cómo puede servir a modo de guía en diversas áreas de la vida, desde la predicción de disfunciones en la salud, hasta la identificación de patrones en las relaciones personales. (Ver en Amazon)
La anomancia, junto con la quiromancia, la cartomancia y la cristalomancia, es una mancia más que explora distintas formas de interpretación, cada una con su enfoque único, para desvelar misterios y ofrecer orientación a quienes la buscan.
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