Y es que el fentanilo, que venía siendo fabricado en Wuhan* para prácticamente todo el mundo, ya no es lo que era: ahora también viene siendo producido en laboratorios clandestinos, de países tan cercanos a los USA como Méjico... Y todos sabemos que este tipo de laboratorios suelen adulterar sus drogas, con aditivos que pretenden, en el caso que nos ocupa, aumentar una adicción que ya de por sí va muy sobrada.
El fentanilo es un opioide 50 veces más adictivo que la heroína y 100 más que la morfina, muy útil para tratar dolores intensos, aunque por cuanto vemos viendo, cuyo uso debe ser cuidadosamente regulado y justificado.
En España estamos muy lejos de asemejarnos a los EEUU, en esta y en otras cuestiones, pero habremos de poner la barba a remojar, adelantándonos a este problema social y sanitario, para evitar que esto nos ocurra.
Las fotografías, que tomo de Twitter, corresponden a dispensadores gratuitos de naloxona, que se pueden ver por las calles en la ciudad de Chicago. La naloxona es el antídoto específico que usamos contra los opioides.
NOTA *Sí, sí, es la misma ciudad en la que nació el SARS-Cov2.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Los comentarios son bienvenidos!