Hoy he pasado junto a este monumento, un emotivo conjunto escultórico dedicado a “Los Aplausos”, en homenaje a los profesionales de los servicios esenciales y voluntarios, por su esfuerzo y dedicación durante la pandemia (Torrejón de Ardoz, Madrid - 2021).
La imagen habrá de servirme a modo de antesala para compartir con vosotros el siguiente texto, extraído del libro que, durante la pandemia y día a día, a lo largo de los tres años que se prolongaría, me dediqué a escribir en mis ratos libres.
"Comenzaron algún día de enero, en la ciudad china de Wuhan, y desde ahí, de la mano de la pandemia, fueron extendiéndose por todo el mundo como signo de resistencia ante el virus, agradecimiento a los sanitarios y a quienes -como ellos- lucharon en primera línea. No en vano la BBC rotuló el reportaje que dedicó a España, país en el que los aplausos alcanzaron especial calado, definiéndolos como "El sonido de la gratitud".
Y es también español, precisamente, quien hasta ahora había recibido el aplauso más largo de la historia, según Guinness World of The Récords: Plácido Domingo lo escuchó durante 1 hora y veinte minutos, el 30 de julio de 1991, en el escenario de la Opera de Viena, adonde tuvo que salir a saludar nada menos que 101 veces, tras su interpretación de Otelo. Mal que le pese a nuestro tenor, su récord (que no fue moco de pavo) se cree ampliamente superado en tiempo, entusiasmo e intensidad, según propuesta de BTOB y CLICKCODE. En la pretensión de digitalizar nuestros aplausos contra el coronavirus y para el recuerdo, estas dos empresas lanzaron una Webapp con la que pretendieron registrar una nueva marca, a través de la suma de nuestras salidas diarias a balcones y ventanas.
Y ya que hablamos de plataformas, sirva también el dato de que los aplausos a los trabajadores de la salud tienen su propia referencia en Wikipedia, amén de un sinnúmero de entradas y documentación gráfica en la Red.
En España, esta manifestación colectiva de aprobación, el "gracias" más bello que alguien haya podido escuchar jamás, comenzaría el 14 de marzo, tras el decreto del estado de alarma, prolongándose a lo largo de dos meses, para acabar perdiendo fuelle con el inicio de la desescalada y un hambre acumulada de salidas, cuando no de caceroladas, que se deduce de la crispación que traducen las recientes aglomeraciones, en el contexto de una supuesta "Revolución de las Mascarillas".
Hoy se pretende un cierre digno para lo que fue una bella iniciativa... Por eso esta noche, a las 20h00, hagas lo que hagas, allá donde te encuentres, en tu casa, en la calle, paseando o haciendo deporte: aplaude, aplaude con fuerza, con entusiasmo, incluso con rabia, con ese ruido que se hace música, el conjuro que revierte maleficios, como rayo de luz que disipa la tormenta."
Fue el pago que recibimos…
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