El celebrar nuestra jubilación se convirtió poco a poco en un mojón más, en la senda de nuestras vidas.
Aunque un médico nunca deja de serlo, podría decirse, en un cierto sentido, que colgué bata y fonendo en estos días del verano de 2024.
Me voy con la satisfacción de haber ejercido mis deberes desde la conciencia y el corazón, en la medida de lo posible y dadas las circunstancias, un tanto adversas, que nos fueron imponiendo nuestros gestores, políticos los más.
Y también lo fue, el pasado sábado, el ser sorprendido con una fiesta sorpresa y esta obra de repostería, con la que familiares y amigos consiguieron endulzar el momento,
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