jueves, 17 de febrero de 2022

Vemos tantos pacientes...



Vemos tantos pacientes, tantos cada día, que no habrá de extrañarnos el que sucedan cosas como las que hoy paso a contaros… 

Antes, porque me parece absolutamente necesario hacerlo, habremos de dimensionar ese “tantos”… 

Mi media diaria se situaría en el entorno de los 50 consultas, que exigirían entre 5 y 6 minutos, por cada una de ellas. Hay días en los que llegan a ser muchos más: por ejemplo, durante la sexta ola, jornadas hubo que rozarían el centenar… 

Al margen de esto, y si surge: 
-. hay que acudir hasta el domicilio de alguno 
-. atender requerimientos burocráticos 
-. asistir a alguna reunión 
-. al repaso de las novedades sobre algún tema, en el contexto de una formación continuada 
-. o prestar largo tiempo tu atención, a no pocos requerimientos urgentes…. 

Es inhumano y digo esto aun a sabiendas de que los veterinarios, o las farmacias, requieren más tiempo para atender o despachar a sus clientes.

Pero lo realmente sorprendente es que nuestros gestores, los políticos, los jueces o la población en general no acaben de ver y solucionar tal desatino… 

Retomando el tema que hoy quería contaros: hace un par de semanas una paciente vino hasta mi consulta… 
-. Este detalle es para Ud. Doctor… 
-. ¿Y eso? 
-. Es que le estoy muy, muy agradecida. 
-. Pero mujer… 
-. Gracias a Ud. me cogieron a tiempo el cáncer de colon. Por el momento parece que estoy curada, aunque pendiente de futuras revisiones, claro. 

Vaya por delante que, a pesar de lo que pueda parecerle a quien lea este capítulo, lo de recibir regalos es algo ciertamente muy puntual… Y digo esto porque pocos días más tarde otra paciente me contaba, al entregarme un presente… 

-. Doctor, vengo a cumplir la promesa que le hice a mi madre… 
-. ¿? 
-. La pobre, falleció en diciembre… 
-. Vaya por Dios, lo siento… 
-. Días antes de fallecer insistió en que le comprase y entregase este pequeño detalle… Ella quería agradecerle lo bien que se portó Ud. siempre con ella… 

Vemos tantos pacientes, os decía… Que me costó recordar de qué (en el primer caso) y de quién (en el segundo) estaban hablándome… 

 



martes, 15 de febrero de 2022

Mascarillas tras la pandemia

 


¿Qué pasará con las mascarillas, las que todos tenemos por casa, tras el final de la pandemia?...

He aquí algunas ideas...



domingo, 13 de febrero de 2022

PANDEMIA: Conclusiones

 


En el supuesto de que se cumplan la mayoría de las predicciones, de que se encuentre el punto y final con la caída de la sexta, de las olas de tan mala experiencia, quisiera reflexionar sobre lo que fue el conjunto de nuestra actuación, elaborando lo que puede ser el cierre, el epílogo de este diario...
El ser humano es capaz de acometer las más grandes proezas, al tiempo de "cagarla" con otras cosas que, debidamente comparadas, deberían parecernos sencillas y simples... Es algo que hemos vuelto a comprobar quienes tuvimos la puñetera suerte de soportar esta pandemia, así como todas y cada una de las noticias que, con ella y a lo largo de sus poco más de dos años, se le vinieron relacionando.
Sirva este postrero capítulo para recordar los porqués de tales afirmaciones. Y para que, al rememorar nuestros no pocos errores, tratemos también de evitarlos, con ocasión del advenimiento de aquellas, las crisis similares, que habrán de venir...

Proezas
En el capítulo de las proezas, habríamos de situar sin duda alguna a las vacunas, que, aunque se hicieran esperar, más allá de la paciencia de algunos, nunca antes habían sido investigadas, comercializadas y distribuidas con tal celeridad.
No caben dudas de que, al margen de negacionismos, de los bulos, especulaciones y críticas, algunas justificadas y otras que no lo fueron tanto, les debemos el ahorro de millones de muertes y de numerosos secundarismos.

Cagadas
Son tantas, que me llevan a mantener este título, tras el intento de replantearlo, buscando otro, eufemísticamente más apropiado.
Y es que, seguro estoy de que Uds. también lo habrán pensado, que tampoco alcanzaron a imaginar tanta incapacidad.
-. Inicialmente la pandemia no suponía peligro alguno para España, después acabó afectándonos, aunque a tenor de las afirmaciones que emanaron desde nuestro sistema de vigilancia, no lo haría más allá de algunos pocos casos aislados...
-. Constituyendo las epidemias una constante en el devenir de la historia de la humanidad, no se entiende que esta nos sorprendiese desde la más absoluta carencia de materiales protectores (mascarillas, EPIs, etc.…) en los almacenes, algo que obligaría a nuestros sanitarios a enfrentarse con el virus, a pecho descubierto.
-. Aún se entiende menos el que llevemos décadas delegando, en terceros países (China fundamentalmente), la fabricación de estos y otros materiales de primer orden, una medida muy poco reflexiva y aún menos estratégica.
-. Increíble resulta el que, para minimizar tales carencias, se recurriese a la mentira, mentira según la cual, por ejemplo, las mascarillas comenzarían no siendo útiles, incluso contraproducentes (cuando no las teníamos), para finalmente imponerse en todos los ámbitos.
-. Se me antoja cuando menos duro, el darme cuenta de que vivo en un país, capitaneado por individuos que, hasta de la desgracia quisieron hacer su agosto: en ningún lugar se pagaron más impuestos (IVA) por la adquisición de mascarillas o de test diagnósticos, los elementos de mayor utilidad para sortear la pandemia. Del mismo modo, en ningún otro país de nuestro entorno se hizo menos que en el nuestro, por contener el precio de la luz o el de los combustibles...
-. Puestos a sorprendernos, echamos en falta la existencia de un comité real de expertos, dirigiendo nuestras actuaciones, de acuerdo a criterios científicos, que no jurídicos y menos aún políticos... El que, por ejemplo, fueran jueces quienes, en el País Vasco, decidieran la hora de cierre de las discotecas, debería invitarnos a reflexionar.
-. No se entiende que existan tantos niveles de decisión: localistas, autonómicos, nacionales e internacionales... Es verdad que conviene adaptar las medidas a las circunstancias e idiosincrasia de cada lugar, aunque siempre debería hacerse desde una normativa consensuada y común.
-. Por no respetar, no se respetó ni la ancestral exactitud de las matemáticas... De pronto se nos olvidó contar afectados o muertos, sumando cada cual como buenamente le salió del arco de triunfo...
-. Las decisiones, se mirasen como se mirasen, las más de las veces carecieron de lógica y sentido. A diario escuchamos cosas como: "para pasear por la calle es obligatorio llevar mascarilla, pero te la puedes quitar si te sientas para consumir en una terraza..."
-. Mi mayor autocrítica: no supimos o no quisimos proteger a nuestros mayores, aquellos que más lo necesitaban por ser los más vulnerables. Basta con echar un vistazo a los datos de las residencias de ancianos, sus cifras de muertes son más propias del paso de un tsunami, que de otra cosa...
-. Tampoco cuidamos a quienes nos cuidaban, a los que nos costó otorgarles algo tan lógico y básico como la cobertura de la consideración de un "accidente laboral", en el caso de resultar contagiados. Les enviamos a luchar sin más protección ni apoyo que el de unos pocos aplausos, al ras de los balcones...
-. Puede decirse que hasta el concepto de libertad llegó a modularse. Algunos se empeñaron en asegurar que el hecho de ser libre equivalía a poder entrar en una taberna, a consumir unas cañas, mientras nuestros vecinos morían por cientos...
-. Fuimos demasiado lentos a la hora de implementar restricciones y otras medidas protectoras, así como demasiado rápidos a la hora de levantarlas.
-. Ateniéndonos a criterios meramente economicistas: nuestro país fue uno de los que en mayor medida sufrió la pandemia, mientras nos empobrecíamos, nuestro gobierno tan sólo pensaba en crear nuevos impuestos o en seguir subiendo muchos de aquellos con los que ya nos vino asfixiando. Pronto pagaremos hasta por circular por autovías que se construyeron hace cerca de 40 años...
En fin, es esta mi particular visión de la que considero que, de no ser por las vacunas, hubiera calificado como "nuestra absoluta inutilidad durante esta pandemia", aunque debo decir, rindiendo un necesario homenaje a la verdad, que esta incapacidad nos viene de muy lejos...
No obstante, aunque desearía que las próximas crisis, biológicas u otras, nos cogiesen preparados, sé que no será así, y que, por llevarlo escrito en nuestro genoma, volveremos a tropezar con el mismo empedrado.



sábado, 12 de febrero de 2022

Hasta que nos separe...

 


Es la imagen de un último adiós: la de una pareja de ancianos despidiéndose, antes de morir por Covid-19 y tras pasar unos 70 años juntos... (se habían casado en mayo del 1950).

Aunque por otras causas, ambos fueron ingresados en el Hospital General de Trafford (Reino Unido), donde acabaron contagiándose de coronavirus.   

Cuando supo que su mujer estaba a punto de fallecer, el anciano pidió le llevasen junto a ella...  Finalmente, él fallecería tres días más tarde.



martes, 8 de febrero de 2022

Abalorios reciclados


La malagueña Carolina García es una más de cuantos, en estos últimos meses, los de la variante Ómicron, hubo de hacerse no pocas pruebas diagnósticas. 

Lo que diferencia a Carolina de los demás mortales es que después, estas Navidades, tuviese la idea de hacer unos pendientes, con los que dar una segunda vida a esos test. 

Tras diseñarlos y colgar su foto en Instagram, consiguió que la imagen se hiciese viral, hasta el punto de que la famosa cantante americana Katy Perry se los pidiese, para llevarlos en el conocido programa "Saturday Night Live".



sábado, 5 de febrero de 2022

Justicia y Salud



La noticia es de hoy, día cuatro de febrero del 2022… Es la segunda vez en pocos meses que un tribunal condena a la Comunidad de Madrid por este motivo. Primero fue el Tribunal Superior de Justicia de la CAM, ahora y tras recurrirlo ellos, se trata del Supremo…

"El Supremo condena a la Comunidad de Madrid por las condiciones de trabajo en la atención primaria...". Los jueces avalan la sentencia anterior, del TSJM, que obligó a la CAM a evaluar los riesgos de los puestos de trabajo, PERO ELIMINA la obligación concreta de fijar cupos máximos de pacientes y el tiempo que se debe dedicar a cada uno...

La pregunta es: ¿Qué dirían esos jueces del Supremo si les pidiesen atender a todos los requerimientos judiciales surgidos, en el día a día, sin recurrir a la posibilidad de demora y en un tiempo muy inferior al que generalmente requieren?...

Porque dicen que la Justicia es lenta, pero no hay dudas de que para quienes la imparten, la restitución de la salud puede ir algo más rápida... Y si el establecer máximos es labor que no corresponde a la Comunidad de Madrid, que me digan a quién diantre corresponde...

Pero de verdad que no entienden que:
A/ un médico necesita un tiempo mínimo para atender a sus pacientes.
B/ y que el número de los que podrá atender en un día NO es ILIMITADO?

¿De verdad que NO se dan cuenta de que detrás de sus obstinadas y desacertadas decisiones pueden ocultarse fallos, errores que atentan contra la salud de la población? Porque si los seres humanos tienen un derecho, por encima de los demás, tengo claro que ese es el derecho a la salud...

No salgo de mi asombro…



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