jueves, 25 de febrero de 2021

Campaña para vivos

 


Tal día como el de ayer (24/Feb), iniciábamos la campaña de vacunación en Centros de Salud, con las primeras llamadas a la población, citándoles para acudir, desde hoy (día 25). Hablamos fundamentalmente de los mayores de 80 años, también de los profesores…

Como siempre, y desde el complejo de disco rayado que ya me acompaña, dejaremos en “mejorable” la calificación de su planificación, por cuanto muy pocas horas antes de su inicio, aún desconocíamos importantes puntos, aspectos y detalles de la misma. En cuanto a los listados proporcionados, ni de lejos alcanzarían “tan buena” crítica…

Se establece un criterio de edad, de manera que el primero en ser citado será el paciente más “senior”, de cuantos componen la población adscrita al Centro…

Sirva esta anécdota para resumir algunos de los aspectos a los que, por mejorables, cité en párrafos anteriores:

ENFERMERO: Hola, muy buenas, llamamos desde su Centro de Salud. Estamos organizando la campaña de vacunaciones a los mayores de 80 años: pregunto por Fulanito de Tal …

USUARIA: ¿Como?... Era mi marido… ¡Pero si ya hace unos 7 años que falleció!

ENFERMERO: Ah, disculpe Ud. ¡Cuánto lo siento!... Discúlpenos…

USUARIA: Nada hijo, disculpado.

ENFERMERO: Buenas tardes…

USUARIA: ¡Espere! Que yo estoy aquí, viva, y también tengo más de 80 años… ¿Qué pasa con esa vacuna?, ¿Sólo se la ponen a los muertos o qué…?

Efectivamente, tal y como se deduce de la lectura de la anécdota, en la organización de la campaña no se tuvieron en cuenta los núcleos familiares, obligando a las parejas de ancianos, por el hecho de tener diferentes fechas de nacimiento, a vacunarse en días distintos…


jueves, 18 de febrero de 2021

En carne propia


La Asamblea de los Premios, del Instituto Karolinska, decidió otorgar el Nobel de Medicina y Fisiología, 2005, a los australianos Barry J. Marshall y J. Robin Warren, por sus trabajos sobre la bacteria Helicobacter Pylori y su implicación en el desarrollo de la gastritis y la úlcera péptica.

A ambos científicos debemos un asombroso e inesperado descubrimiento: las ulceraciones del estómago y/o del duodeno (úlceras pépticas), nada tienen que ver con las prisas, el estrés o el mal caracter del individuo, tal y como se vino pensando hasta ese momento...

Las úlceras gastroduodenales son resultado de una infección causada por la bacteria Helicobacter pylori, que ellos comenzaron llamando Campylobacter-like.

Ya Warren, había observado cómo las bacterias colonizaban la parte inferior del estómago en el 50% de las biopsias que tomaba. Estas bacterias se relacionaban con evidentes signos de inflamación.

Por su parte, Barry Marshall, se interesó en los hallazgos de Warren y juntos iniciaron un estudio de biopsias en 100 pacientes.

Las cada vez mayores evidencias respecto de un origen infeccioso de esta enfermedad, sumadas a las reticencias de la comunidad científica internacional, que se negaba a aceptar tan rotundo cambio en sus planteamientos, llevaron a Marshall a autoerigirse en "conejillo de indias"... Así fue como ingirió 30 mL de un cultivo de esta bacteria, tras haber tomado 400 mg de cimetidina, con la intención de disminuir la secreción ácida y facilitar la infección gástrica.

Así fue como consiguió:
1/ reproducirse la enfermedad (a los siete días comenzó a sentir nauseas y a tener vómitos intensos)...
2/ demostrar que la tenía (mediante la correspondiente endoscopia, el cultivo y la biopsia)
3/ curarse (tomando sales de bismuto y metronidazol, durante 14 dias)
4/ demostrando la curación (con una nueva endoscopia...)

Cuando informó a su mujer de la autoinoculación del cultivo de la bacteria, ella le miró enojada, mostrándole a sus cuatro hijos. Marshall la tranquilizaría entonces, recordándole, no desprovisto de humor, que no tenía nada que temer puesto que, la mayor parte de la comunidad científica, aseguraba que esa bacteria no causaba problemas.

En 1983, ambos investigadores, Warren y Marshall, dieron a conocer al mundo científico sus hallazgos en dos breves cartas enviadas, separadamente, al editor de la prestigiosa revista Lancet, quien aceptó las cartas, para ser publicadas con el mismo título, "Unidentified curved bacilli on gastric epithelium in active chronic gastritis".

Más tarde, los estudios microbiológicos, la perfecta secuenciación del DNA de la bacteria, llevarían a identificarla como un patógeno nuevo al que denominaron Helicobacter Pylori.




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