martes, 12 de septiembre de 2023

El otro báculo

 


Es curioso lo poco conocido que resulta este hueso. Cuando oímos hablar del báculo, casi todos pensamos en el bastón que acompaña al caminar de un obispo, o el del abad de alguna congregación, un signo externo que le confiere la autoridad y el título de “pastor de almas”. 

En el caso en que hablemos del papa el instrumento recibe el nombre de “férula papal”, diferenciándose del báculo por la finalización de su extremo superior, que en este caso no acaba curvado, sino en una cruz. 

Pero el báculo, desde la ciencia, se refiere al hueso que, sin estar articulado al resto del esqueleto, se encuentra en el pene de la mayoría de los mamíferos, incluyendo especies tan domésticas como el gato, el perro, o tan cercanas como los primates. Este hueso les permitiría la penetración, aún en ausencia de erección. 

Se entiende que aquellas especies que, como ocurre con los hombres, ya no tienen báculo, deberían la carencia a su pérdida, acaecida durante su evolución. 

El tamaño del báculo varía en función de la especie que consideremos, alcanzando a medir desde 1 mm hasta medio metro. Siendo pues directamente proporcional al tamaño del animal, aunque también a la duración del contacto sexual. 



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