Este lugar, que empezó siendo un aula anatómica, para la disección y estudio de cadáveres, sería reconvertido, más tarde, en una suerte de santuario en el que preservar el recuerdo de esta institución, encargada de velar por la salud de los madrileños, a lo largo de su historia.
En sus paredes pueden verse placas, retratos o pinturas que nos hablan de algunos de los momentos más destacados de esa historia, como éstos, que cito a continuación:
-. una placa metálica nos recuerda el centenario, fue un 28 de abril de 1903, del día en que Pavlov nos habló de la teoría de sus reflejos condicionados.
-. En este mismo espacio, en el año 1906, se oficializó el reconocimiento a Santiago Ramón y Cajal, tras la obtención de su premio Nobel.
-. Este anfiteatro también acogió, entre otros: los primeros congresos internacionales y visitas ilustres como la de Marie Curie.
-. Otra placa nos recuerda y reconoce a la figura de Balmis, por el bicentenario de la Real Expedición Filantrópica, que llevó la vacuna antivariólica por todo el mundo... Hasta hoy y que sepamos, fue esta una de las hazañas más grandes de la historia de la medicina: los navíos dieron la vuelta al mundo, vacunando en América y Asia, una misión para la que necesitaron tres años, de 1803 a 1806.
-. A la salida del auditorio, lo más triste: el reconocimiento desde el recuerdo:
a/ a los colegiados que perdieron la vida en el desempeño de su profesión, durante los tres años de la Covid-19...
b/ a la campaña de vacunación del Icomem contra la Covid-19, y sus voluntarios...
c/ a las demás instituciones que colaboraron en aquél momento, y para este fin, con el colegio.
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