De todos es sabido -lo hemos comentado en múltiples ocasiones- que uno de los mayores problemas de nuestro Sistema Público de Salud es precisamente lo que a priori habría de ser una de sus principales ventajas: la gratuidad. Una gratuidad que suele resultar mal entendida y que asfixia, hasta llegar a aletargar un tan posible como deseable uso responsable. A diario vemos muestras del abuso de los medios, materiales o humanos, que por ser comunes no entendemos como propios cuando se trata de preservarlos.
Sirva como ejemplo lo ocurrido la pasada semana en mi consulta:
-. Verá Ud. Doctor, últimamente se me irrita el oído -me comentaba la paciente a la vez que señalaba el lóbulo de su oreja.
-. ¿El oído?... ¿Por dentro?
-. Sí
-. Pero entonces... ¿Por qué se toca Ud. el lóbulo de la oreja?. ¿Se refiere Ud. al oído o a la oreja?
-. ¡Eso! me refiero a la oreja, que se me irrita un poco cuando me pongo alguno de mis pendientes.
-. Pues ahora lo veo absolutamente normal...
-. Ya, es que llevo días sin ponérmelos...
-. Entonces el asunto es de una claridad meridiana: ¡Ha desarrollado Ud. una sensibilización a alguno de los metales que componen sus pendientes!. Es probable que tenga que usar otro tipo de pendientes o metales...
-. ¿No me puede hacer pruebas para que estemos seguros de que es eso?...
-. No, no voy a enviarla a hacer pruebas, no será necesario. Las pruebas son sencillas y puede Ud. realizarlas en su propia casa: bastará con ver que ocurre cuando se los pone, y qué cuando se los quita...
-. ¿Pero esto no se cura?... ¿Por qué no me envía a algún especialista?
-. Sí se cura: basta con evitar el contacto con ese tipo de pendientes.
-. Pero entonces... ¿¿Qué hago yo con mis pendientes??, con lo que me gustan, que hasta mis amigas me llaman "La Joyosa"...
-. (...)
-. Pues ahora lo veo absolutamente normal...
-. Ya, es que llevo días sin ponérmelos...
-. Entonces el asunto es de una claridad meridiana: ¡Ha desarrollado Ud. una sensibilización a alguno de los metales que componen sus pendientes!. Es probable que tenga que usar otro tipo de pendientes o metales...
-. ¿No me puede hacer pruebas para que estemos seguros de que es eso?...
-. No, no voy a enviarla a hacer pruebas, no será necesario. Las pruebas son sencillas y puede Ud. realizarlas en su propia casa: bastará con ver que ocurre cuando se los pone, y qué cuando se los quita...
-. ¿Pero esto no se cura?... ¿Por qué no me envía a algún especialista?
-. Sí se cura: basta con evitar el contacto con ese tipo de pendientes.
-. Pero entonces... ¿¿Qué hago yo con mis pendientes??, con lo que me gustan, que hasta mis amigas me llaman "La Joyosa"...
-. (...)
Me ha encantado tu Parte. Interesante y tan real!. Que forma mas amena, divertida e inteligente de hablarnos de los abusos de ciertos pacientes. Cuando lo lees parece una escena de Juzgado de guardia...pero cuantos casos de estos no tendreis que escuchar!!
ResponderEliminarGracias por saber sacar la esencia, con ese sentido del humor tan...tuyo! tan...exquisito!